El jefe de Gabinete, Marcos Peña, brindó su informe mensual ante el Senado, donde aseguró que “en los siguientes meses se va a notar una baja fuerte de la inflación”
La mayor parte de su exposición, así como las respuestas a las preguntas de los senadores, estuvieron dedicadas al escenario macroeconómico y “la inserción internacional” de la Argentina, además de un pedido para que el Senado se pronuncie formalmente sobre la situación de Venezuela.
El jefe de Gabinete explicó que “en los meses de mayo y junio hay una presión inflacionaria” por los cambios en las tarifas, pero aseguró que “en los siguientes meses se va a notar una baja fuerte de la inflación”.
Sobre este tema, recordó que “las metas de inflación son entre el 12 y el 17 para 2017” y destacó que “son metas ambiciosas, con un cronograma de reducción del déficit”, al tiempo que remarcó que “bajar el déficit fiscal es el mayor desafío del Gobierno”.
Además, el ministro coordinador sostuvo que el Gobierno está convencido de que “en 2017 la Argentina va a crecer y va a terminar de confirmar la salida de esta situación de estancamiento”, aunque aclaró que es posible que “debido a lo dañada que está la estructura económica del país, no se sienta inmediatamente y al mismo tiempo en todos lados”.
Al respecto, sostuvo que los indicios de ese crecimiento están dados por “la venta de materiales para la construcción que creció 11,6 por ciento en marzo, la pavimentación que impulsó las ventas de cemento más de 15 por ciento” y el otorgamiento de “cinco mil millones de pesos en préstamos hipotecarios UVA”.
También afirmó que creció el “patentamiento de motos 54 por ciento y de autos 42 por ciento en marzo, frente a 2016”, al tiempo que indicó que “el salario real creció tres por ciento en enero con respecto al mismo mes en 2016”.
Cruce con el kirchnerismo
Peña atravesó la sesión sin sobresaltos, más allá de las respuestas en duros términos que les dedicó a los senadores José Mayans y Daniel Pérsico, del PJ-FPV, quienes criticaron la política económica y el tratamiento que el Gobierno le da a la oposición.
Si bien los cruces con los senadores más críticos no alcanzaron el nivel que tuvieron durante el paso del jefe de Gabinete por la Cámara de Diputados 22 de marzo pasado, la tensión se sintió cuando el senador Pérsico advirtió sobre una supuesta “discriminación” de los trabajadores estatales a la hora de decidir sus despidos.
En respuesta, el jefe de Gabinete afirmó que el Gobierno “no tolerará ningún acto de persecución política ni ideológica” y, tras calificar como “injusto e injustificado” decir que el oficialismo tiene una “actitud de confrontación o de violencia”, disparó: “La expresidenta no concurrió siquiera a la ceremonia de traspaso de poder. Ese fue el mayor acto de violencia institucional de los últimos tiempos”.
Lo mismo ocurrió cuando el formoseño Mayans advirtió que “si no cambian la visión que tienen de la implementación de la política económica la cosa va a terminar peor que en el gobierno de la Alianza”, ante lo cual Peña lamentó “el tono de amenaza” del senador del PJ-FPV.
De todas formas, durante la sesión no estuvieron los principales senadores del sector kirchnerista del bloque PJ-FPV, a pesar de que sí habían elevado preguntas por escrito al jefe de ministros.